IA, Studio Ghibli y el agua que perdemos: Retratos de fantasía con costos invisibles

Millones recrean su rostro en estilo Ghibli, sin tener idea del alto costo ambiental que hay detrás de cada imagen generada con IA.

 

El inicio de abril llegó con una sorpresa en el mundo de la creación de imágenes hechas con Inteligencia Artificial, donde miles de usuarios en redes sociales compartieron con orgullo una imagen suya convertida en un personaje con el estilo animado de las películas del universo de Studio Ghibli. Con una estética nostálgica y conmovedora, estas ilustraciones generadas por IA despertaron admiración, ternura… y también preocupación.

Lo que comenzó como una tendencia viral, pronto se convirtió en tema de debate. ¿Qué hay detrás de la magia digital que transforma rostros reales en mundos oníricos? ¿Cuál es el costo real de que millones de personas accedan a estas herramientas que, a simple vista, parecen inofensivas?  Y la respuesta está en algo que pocas veces se menciona cuando hablamos de IA: el agua.

Cada vez que una persona genera una imagen con Inteligencia Artificial, no sólo se está usando electricidad. También se están movilizando enormes cantidades de recursos hídricos para mantener fríos y operativos los servidores que permiten el funcionamiento de estas tecnologías.

IA, Studio Ghibli y el agua que perdemos: Retratos de fantasía con costos invisibles

 

El coordinador de la Licenciatura en Inteligencia Artifical y Ciencia de los Datos del CUGDL, el Dr. Alejandro Briseño, explica que “el consumo energético e hídrico de un modelo de IA depende de diferentes factores como la cantidad de información necesaria para entrenar el modelo, qué tan optimizado está el hardware utilizado para realizar las tareas y qué tan ad hoc es el propósito del modelo a entrenar para el hardware y los datos que tenemos”.

El reto es encontrar un equilibrio entre estos factores, por ejemplo, imagina que juegas super Mario Bros clásico, jugarlo en una consola ligera prácticamente brinda la misma experiencia que jugarlo en una super computadora gamer, sin embargo, la pc gamer gasta muchos más recursos”, compartió.

Estudios recientes estiman que generar una sola imagen con IA puede implicar el uso de entre 1 y 5 litros de agua, dependiendo de la complejidad del modelo y de la infraestructura que se utilice. En el caso de herramientas que procesan grandes volúmenes de datos la cifra puede ser aún mayor.

De la misma forma, el Dr. Briseño también agregó que “generar imágenes que están en tendencia como las del Studio Ghibli con modelos de propósito general como DALL·E  de OpenIA en ChatGPT gasta más recursos que tener un modelo específico con el estilo del Studio Ghibli”.

Si multiplicamos la cantidad de litros de agua que se gastan al crear una sola imagen de esta tendencia de redes sociales, por los millones que se generaron en un solo día durante el trend, representa un gasto significativo que poco se considera al participar en este tipo de dinámicas digitales.

La IA como una moda peligrosa para la sostenibilidad

El problema no es la creatividad, ni la innovación. Es la falta de conciencia sobre el uso responsable de las herramientas digitales y sus consecuencias negativas a la sostenibilidad de nuestro planeta.

En un contexto de crisis climática global, donde el agua es un recurso cada vez más escaso y su acceso desigual afecta directamente a millones de personas, hoy en día resulta urgente revisar nuestras prácticas digitales con la misma seriedad con la que analizamos el uso del plástico o el transporte contaminante.

IA, Studio Ghibli y el agua que perdemos: Retratos de fantasía con costos invisibles

 

Las inteligencias artificiales no son "seres mágicos" que operan en una dimensión paralela. Funcionan gracias a centros de datos que consumen energía, agua y recursos físicos muy concretos. Por eso, fomentar una cultura digital responsable implica también hacer visible lo que hasta ahora ha permanecido invisible: los impactos ambientales de nuestras acciones en línea.

Al respecto del uso responsable de la IA, el Coordinador Alejandro Briseño recomienda optimizar los modelos de IA para que cumplan con su cometido gastando el mínimo de recursos posibles. Por otro lado, agregó que “los responsables del impacto climático producidos por la tecnología somos todos, proveedores y consumidores” por lo que también es importante concientizar al usuario sobre las repercusiones al medio ambiente del uso excesivo y sin fines útiles de la IA.

El arte digital puede ser bello. La tecnología puede ser fascinante. Pero no todo lo que se viraliza en redes es inocente. Ahora es momento de hacernos preguntas incómodas, pero necesarias:

  • ¿Necesito generar esta imagen?
  • ¿Entiendo el proceso que hay detrás?
  • ¿Voy a pensar más allá del like y la estética?

 

Texto: Jared Solis

Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“1925-2025. Un Siglo de Pensar y Trabajar”
Guadalajara, Jalisco, 8 de abril de 2025